(Se apaga la luz. Sala de estar de una casa modesta. Suena el timbre. Chelo abre la puerta)
Helena: Hola, Chelo. Éste es Salvador, un compañero de clase. ¿Han llegado los demás?
Chelo: Fernando acaba de entrar, por unos minutos no habéis coincidido en el ascensor.
Helena: (Bromeando se dirige a Salvador) ¿Ascensor? ¿Has visto algún ascensor?
Salvador: No me gustan los ascensores. Prefiero subir andando, es más sano y menos peligroso. El otro día una mujer se cayó por el hueco del ascensor. Y, la semana pasada, tres personas murieron aplastadas al romperse el cable.
Helena: No sigas que tengo que cogerlo todos los días.
Chelo: A Fernando le ha parecido ver, por los alrededores, a un social de la facultad.
Helena: Antes de subir he dado una vuelta a la manzana, y no he visto a nadie con pinta de poli.
Chelo: De todos modos deberíamos buscar otro sitio.
Helena: Sí, no conviene quemarlo. (Dirigiéndose a Salvador) Pasa, te voy a presentar al resto del grupo.