Escena XX

 

(Se apaga la luz. En el piso de Salvador)

 

Helena: Creo que la discusiones son enriquecedoras, y que tiene que haber gente que piense de diferente manera, al menos, dentro de unos mínimos. Sería una pérdida de tiempo discutir con un fascista, pero enriquecedor entre luchadores antifascistas. Era una de las críticas que Rosa Luxemburgo hacía a la revolución bolchevique, y en la que estoy de acuerdo. Una sociedad homogénea sería inhumana. Cuando pienso en el comunismo, doy por supuesto que las personas serán libres. Como nosotros, por ejemplo, somos antifascistas, pero enfocamos los problemas de modo diferente. Lo que no nos impide continuar juntos. Ahora discutimos, mañana pegaremos juntos un cartel en el bar de la facultad o repartiremos octavillas.

Fernando: De acuerdo, pero la historia enseña que, cuando las contradicciones se agudizan, o un partido consigue el poder, la tolerancia desaparece. Como pudo comprobarse en la guerra del treinta y seis y en la revolución rusa. Se exalta la unión de los demócratas contra el fascismo, pero se silencia las disensiones en el seno de la izquierda. La intolerancia, una constante en todas las revoluciones, tiene connotaciones religiosas. ¿De verdad crees que seguiremos unidos después de que haya caído la dictadura?