Safo, seducido por tus versos,
no he podido rechazar tu invitación
de encontrarnos en primavera
a los pies de la viril Palas.
“Arribando a puerto,
mis jóvenes amigas y yo
anudaremos alrededor de tu cuello
collares de flores blancas,
entonando sensuales canciones.
Al anochecer, oirás de mis labios
los amorosos encuentros
que airean los frontones
de todos los templos de Atenas.
Juntos cabalgaremos hacia Delfos,
y subiremos por la sagrada vía
entonando himnos al dios vidente
buscando el sosiego del sagrado olivo”