Ofrenda a Poseidón

 

     Cuando el blanco toro
recorra el arenoso camino
que conduce al templo,
el clamor del pueblo,
agazapado bajo los faldones,
conducirá al dios marino
envuelto en una túnica roja
tras las huellas de su hijo.

     Después del mortal encuentro,
las muchachas colgarán
cintas de los cabellos
y conchas de los tobillos.