Al besarnos los labios
dientes hambrientos de leopardos
surcan nuestras bocas
amenazando con hundirse
en nuestros cuerpos.
La luz de los astros
en triángulo con el mar
cuaja nuestros deseos
haciendo vadear
mis manos, sobre su cuello,
su boca, sobre mis mejillas.
Quisiera tener raíces
para penetrar en ella,
alas de gaviotas
para descansar en sus pechos,
la mar con todas sus rocas
para rasgar la calma en olas.