Amante de una mujer

 

Amante de una mujer,
amante de las tinieblas y los días,
de las lunas y los soles,
amante de la tierra.

Amante de las raíces primigenias
que enraizadas en el núcleo
emergen enhiestas de articulaciones
hacia el infinito.

Amante de su cuerpo
combustible primitivo
que hace enervar a los océanos
y amanecer el sol en los ocasos,
me vierto como una corriente
en hilillos por su costado.

Playa de arena húmeda
que alimenta ríos subterráneos
floreciendo musgos y caracoles
en su vientre de tierra.

Oasis en un desierto virgen
abrevadero de los planetas
y de las fieras oscuras
amamantadas por el río sin sombra.

Amante con savia de siglos
caminante agobiado y sediento
reptil que labra las dunas
y las crestas de las montañas
cortadas por el horizonte.

Amantes que contienen en las manos
la fuerza que mueve el universo
vertida en un embudo de piernas y brazos
océano que penetra por sus piernas
embravecido y excitado.

Remanso de las corrientes
de la luz y los vientos lejanos
que arrulla aves de paso
dándoles cobijo y alimento.

Amante de una mujer,
amante del amor,
amante de la tierra y los astros.