Entre las hierbas de alta mar
la encontré tumbada,
cubriendo su cuello
de bocanadas de gaviotas
le dije: te amo,
frenando sobre sus labios mi boca,
en sus pechos mis manos.
Quisiera contener en mi vientre
todas las olas con sus vientos,
sentirla dentro de mi piel
miles de veces,
darle el frescor de mi deseo
como alimento.
Camina suavemente por las laderas,
nada temas de las montañas,
a las fieras convertiré en palomas
que me arrullarán tus andanzas,
nada temas de los precipicios,
de los riscos ni de las hondonadas,
de las cordilleras haré mesetas,
pastos de sus arboledas
que fertilizarán tus pisadas,
de tu vientre,
sol de primavera,
nacerán algas y flores
que fecundarán peces y abejas.
Apóyate sobre mi vientre
siguiendo el vaivén de las olas,
cuelga el sol de tus espaldas
y la noche sobre las piernas,
quiero poseer el universo.
Tus manos en mi pecho
tu boca en mi boca.