Es mi mujer fina y delgada
fresca brizna de hierba
ardiente amante.
En la noches solitarias,
cuando la lejanía
se acorta en imágenes
y sueños,
mi cuerpo propaga olas,
remolinos,
bajamar y pleamar de los sentidos
que me hace apretar
entre las manos el vacío.
Mujer de vaho,
corriente de sentidos
que arrastra mi cuerpo
de los suaves cauces
a las fuertes corrientes,
soplo de vida,
llama que me desgasta
hasta verme perdido
por el desierto de las sábanas,
cansado y sediento.