Todos los viernes
con sus ziharas blancas
y ramos de flores
las muchachas de Córdoba
cruzan el puente.
Los jóvenes sentados
en racimos sobre los barandales
observan indecisos
la hermosa riada
provocando con sus versos
risas y carreras.
Aunque sujetando su jimar
Achfa ocultaba su rostro
sus ojos gozaban inquietos
perseguidos por mi mirada.