Ibn Firnes

 

Aletean las palomas
inundando la campiña
de florecientes almendros.

Córdoba enmudece de pena.

Firnes, polluelo de Dédalo,
cubierto de plumas y alas
planea por la Ruzafa,
abriendo de par en par
la jaula de los sueños.

El potrillo remojó
sus crines en la ribera
peinando de cabriolas
los aires de la huerta.