Ibn Sahl el último suicida

 

 Ibn Sahl salió de madrugada
cuando la engañosa luna
profiriendo letanías de sombra
prende la corriente de mil fogatas.

Al cruzar el puente el río enamorado
dibujó su corazón en el agua
e inclinándose bajó del caballo
saltando hacia la negra entrada.

¡Adiós alminar, campanas de Córdoba,
puertas de la Mezquita Aljama,
enamorado me entrego
a los pies de tu muralla!