Mwassaha de Abenizar

 

A los pies del emir cantó Nuchaima.

Su dulce voz como el vino de Reyyo
embriagó el duro corazón del guerrero
él que no había perdido ninguna batalla
rindió sus armas ante unos versos.

Una mwassaha pagué por mi libertad.
¡Aún reina la belleza entre los hombres!