Escuchad hombres su voz,
aprended las canciones de sus labios,
sentid en vuestra alma el frescor de sus pensamientos,
sus olas, la brisa que las acompaña,
su luz dorada, el azul de sus costas y sus gaviotas.
Escuchad la vida que se manifiesta
abriendo los corazones a la felicidad intensa
pisoteando en el fango el aguijón de la ignorancia,
uníos hombres a los ritos de la vida
acompañando a la naturaleza en su desarrollo.
¡Qué el sol acaricie vuestros cuerpos
y los ojos más limpios iluminen los caminos,
las sendas están marcadas desde el comienzo!
Anclad las barcas del pasado lejos,
bajad las velas, atad sus cuerdas mugrientas y cansadas
apedreando las embarcaciones
desde las rocas más próximas
las corrientes empujan hacia el futuro.
¡Cerrad los libros! ¡Dejad que la naturaleza se manifieste
y que los pensamientos desborden sus lechos!
Su voz proclama el desarrollo infinito,
la libertad del hombre y de los pueblos de la Tierra,
exigiendo que sean rotas las cuerdas que atan,
¿qué otro límite tiene el hombre
que su propia naturaleza, refugio de espíritus libres?
Elevemos las copas sin derramar el vino
brindando por la desaparición de las clases:
ni pobres ni ricos ni explotados ni explotadores,
sólo la naturaleza libre del hombre
y la felicidad de las acciones libres.
¿Y el bien? ¿Y el mal? Preguntan las sombras del pasado.
El bien es la felicidad, el mal el dolor,
nada hay más allá de los brazos y las manos
y la piel que rodea a nuestros cuerpos.
¡Muéstranos Gran Madre la historia de la injusticia!
Enséñanos el hilo de los misterios,
háblanos del azar y de lo necesario,
habla del origen del dolor.
Y ella habló con la suavidad de las gaviotas
que aletean en el hueco de las olas
grabando la bajamar sus hermosas palabras
en la arena húmeda:
“Nace el hombre con su pensamiento abierto,
su piel suave sin protección
en una sociedad dividida en clases
que los sitúa antes de abrir los ojos
entre los que lo poseen todo
o los que sólo poseen sus brazos.
La educación, el hábito va modelando su mente
poco a poco al gusto de la clase dominante
quedando su libertad encerrada en una vía muerta,
en sus pensamientos aparecen el bien y el mal,
la verdad y la mentira, el dolor y la felicidad
escritas con el hierro indeleble de la propiedad privada
abriéndose a los pies de los hombres
la zanja cada vez más profunda de la injusticia”
Tumbados en la arena
sentimos el frescor de las últimas gotas
que resbalaban por los costados
perseguidas por los rayos del sol.
Y ella prosiguió hablando del ozono,
de las capas atmosféricas que protegieron el azar
del que surgió la vida, de su crecimiento,
de su desarrollo sin límites.
Todos sentimos la luz de la conciencia,
la alegría reflejada en nuestros ojos.
Habló de la naturaleza como único principio,
de la vida que se muestra exuberante,
del azar y de lo necesario,
de la mezcla sin principio.
Y, abriendo los ojos profundamente,
mostró en sus manos las condiciones,
ocultando el azar que las reúne,
mirando a través de la luz del día
la profundidad de las noches estrelladas
y los miles de planetas en los que late la vida
intentando retener en su mente las diversas formas.
Calor, luz, gases, mares y océanos
propulsaron olas que abrazaron el planeta
buscando los climas más propicios
y la vida surgió recorriéndolo en todas direcciones.
La tierra y los mares, los pequeños animales
microscópicos, las algas y los peces,
cubrieron montañas y llanos
aves, reptiles y mamíferos,
la vida avanzó sin encontrar límites.
Ella calló bebiendo un poco de vino
mientras espesas nubes cubrían los radiantes rayos
y un silencio gris se apoderaba del espacio
esparciendo por nuestros cuerpos suaves temblores.
El hombre….balbuceó, un animal que piensa.
Aquí se oscureció la luz y se distorsionó lo recto.
¡¡El arca de los pensamientos!!
¡¡La dimensión sin límites!!
La historia del hombre es la historia de la injusticia,
es el desaliento de la vida,
es el camino torcido que lucha por enderezarse.
Y trazó varias señales en el camino
intentando no mezclar la transparencia de la naturaleza
con los nerviosos pensamientos.
La mente abierta se introdujo por el camino de las diferencias
mostrando lo mío y lo tuyo.
¡¡La naturaleza en propiedad!!
Una enfermedad de la mente
que defienden con fusiles,
unos poseedores, otros desposeídos,
unos ricos, otros pobres,
y la naturaleza conoció el dolor,
la educación, el hábito aferró a los hombres
enfrentándolos en sangrientas luchas sin límites:
plebeyos, siervos, campesinos, obreros,
patricios, señores, terratenientes, burgueses,
guerras y violencia que algún día desaparecerá
devolviendo a los hombres la paz y la felicidad.
El misterio se había desvelado,
las murallas abrieron sus puertas
acompañando los hombres su alegría con canciones.
El sol rojo y preciso apareciendo por oriente
alumbró nuestros cuerpos y la tierra que nos rodea
mostrando la identidad de toda la naturaleza.
Sentimos por primera vez que la luz abría nuestros ojos
apareciendo ante nosotros en toda su maravillosa sencillez
la tierra en que vivimos.