Tu pequeña felicidad

 

Buscas en los hombres el placer de la amistad,
buscas en una mujer el placer de la compañera,
en ti mismo buscas al hombre de carne y hueso
porque conoces el dolor, la impotencia de los pensamientos.

Esperas de mi voz hechos, no palabras,
tus aspavientos, tus exclamaciones no me sorprenden
ni que me eches en cara que ofrezco poco,
sé que, aun siendo sólo palabras, expresan tus deseos más hondos.

La senda olvidada no está en el asfalto,
es necesario forzar el rumbo, retornando al oasis perdido
donde germinan juntos la realidad y los sueños,
no es largo el camino, aunque la travesía pueda parecértelo,
de ti y de mí, de todos dependen los senderos.

La felicidad vive en la Tierra, junto a nosotros,
pero no me preguntes cómo la reconoceremos.
La felicidad está presente, pero oculta a nuestros ojos.
Sé que, a veces, crees poseerla:
amigos, compañera, deseos cumplidos,
tu cuerpo abrazado por las noches.
Pero los muros de la ilusión son ligeros,
un leve aleteo los desmorona
quedando sólo unos cimientos amargos,
y es que tu felicidad es tan incompleta
como el trozo de cielo que ves cada noche.
¡Pero es tan inmenso lo que no ves,
tan grande la belleza que oculta lo que no conoces!
Tu felicidad sin la de los demás
es media luna, un cuerpo con un solo brazo.

Yo te incito a alcanzar los placeres más profundos,
lucha para que el dolor se extinga
ante el avance de una felicidad arrolladora,
emprendiendo el único camino, el retorno a los orígenes,
comprenderás entonces el verdadero sentido de tu felicidad.