Veo tu cuerpo relajado, tu mirada ausente.
Un nuevo día nace quizás no sepas por qué.
Observas las rutas que siguen las aves que emigran
buscando climas más cálidos
y piensas:¡Qué pena no son libres!
Contemplas los árboles, sus ramas, el color de las hojas,
los ríos, los montes, los océanos
deslizándote por sus olas,
hundiendo tus huellas en la arena,
fundiendo tu aliento en la atmósfera
y piensas en las leyes que rigen el universo,
los días, las noche, el sol, las mareas,
la vida de todos los seres,
la arquitectura geométrica de las rocas.
¡¡Qué pena no son libres!!
No aminores el paso, haz un esfuerzo,
ni pierdas tu conciencia más allá del horizonte
para que aflore a tus ojos la evidencia:
tu eres parte de esa naturaleza
y tu cuerpo ha brotado del mismo movimiento
incluso tus pensamientos cumplen esas leyes,
ser libre no es sino comprenderlo.